“No se puede sobresalir en todas las tareas, pero una no puede tener éxito sin una combinación equilibrada de talentos. Es difícil esforzarse para la perfección, pero la clase de perfección en la que se esfuerzan lxs artistas japoneses es diferente”.- Rumiko Takahashi
Todxs hemos oído hablar del manga, pero muchxs no acabamos de tener claro a lo que se refiere concretamente este vocablo. Parece que su origen proviene de la unión de dos palabras japonesas man, que significa informal, y ga cuyo significado es dibujo. Así que uniendo los dos términos su traducción sería dibujo informal, más o menos como nuestros cómics occidentales, pero con características propias que lo distinguen de estos. Sobre todo nos llama la atención que sus personajes tienen los ojos muy grandes y expresivos. Se leen de derecha a izquierda y se imprimen en blanco y negro. La autoría del término se atribuye a Hokusai, dibujante japonés del s. XVIII, aunque se empezaron a hacer populares después de la ocupación americana de Japón en la II Guerra Mundial. Actualmente la industria del manga tiene un peso importante en el sector editorial de Japón. En España, a los lectores de la época de Bola de Dragón o Doraemon, traducidos a varios idiomas y adaptados al anime (versión audiovisual de los dibujos manga que se originó en Japón para intentar competir con Disney) se les ha sumado durante la pandemia un montón de gente mucho más joven que ha impulsado un boom del manga y sobre todo, del anime y de la música asiática. Aunque la mayoría de los dibujos anime tiene su origen en un manga, no siempre es así. Ejemplo de ello es Pokemon, que comenzó como un videojuego. Por cierto, a lxs dibujantes de manga se lxs denomina mangakas y a sus seguidorxs otakus. Y ahí está ella, una de las dibujantes manga más conocidas y con más prestigio a nivel internacional. Ha conquistado al público de medio mundo con sus dibujos, que en su mayoría se han adaptado al anime.
Rumiko Takahashi nació en 1957 en Niigata (Japón).
Cuando iba al colegio hacía garabatos en los márgenes de los libros de texto,
como muchxs niñxs, por lo que todavía nada apuntaba a lo que sería en el futuro
su modus vivendi. Pero a los 17 años ya hizo sus primeras incursiones como dibujante para animar a su equipo
de béisbol. Después iría a la Universidad Nihon Joseidai en Tokio a estudiar
Química y fue en esa época cuando se matriculó por las tardes en Gekiga
Sonjuku, una escuela de manga fundada por el prestigioso Kazuo Koike, quien
según reconocería ella más tarde tuvo mucha influencia en sus trabajos. Allí,
en 1975 empezó a publicar Rumiko sus primeros dibujos. Acabó la carrera de
Química, pero su destino profesional ya estaba decidido, sería mangaka. Despegó laboralmente en 1978 con Esos extraterrestres egoístas, una comedia de
ciencia ficción. A la vez publicaba historietas en la revista Shohen Sunday,
donde permanecería colaborando durante varias décadas. Más adelante lanzó su
primera historia larga Urusei Yatsura, comedia romántica que narra una
invasión extraterrestre en la que la alienígena Lamu, dotada de superpoderes se
enamora de Ataru, muchacho bastante vulgar, dando lugar a situaciones tremendamente
hilarantes, con pinceladas mitológicas y de ficción. Aún hoy sigue siendo
muy popular “Los cómics son llevados por sus personajes… si un personaje está
bien diseñado, el cómic se convertirá en un éxito. Debes esforzarte en lograr
personajes carismáticos y únicos, así se asegurará una buena historia”. Con estos trabajos vendió más de un millón de copias, lo que convirtió a Rumiko en la primera
mujer en lograr ese hito. También ganó varios premios en el circuito del manga
japonés y se vio tan desbordada que tuvo que contratar a un equipo de
ilustradores para que la ayudara.
En 1980 Takahashi publica una segunda serie larga, Maison Ikkoku en la revista Big Comics Spirits. En esta serie refleja la rutina de una pareja y sus embrollos con lxs vecinxs. Estas dos series vieron su fin en 1987 y ya en ellas se puede atisbar la temática que impregnará su obra posterior, una combinación de humor, romanticismo y mitología japonesa, aunque no solo, porque en 1984 tomó una deriva diferente y empezó la macabra historia Mermaid saga, narraciones cortas de terror basadas en una antigua leyenda japonesa que dice que quien come carne de sirena tendrá vida eterna. Fue publicada esporádicamente hasta 1994, aunque muchxs de sus otakus esperan que la retome algún día, ya que según ellxs, el final no se resolvió claramente. Volvió a su estilo ágil y divertido con personajes extravagantes y repentinos giros de guion en 1987, cuando publicó otra de sus series más conocidas, Ranma ½, con la que irrumpió en el mercado occidental llegando a vender más de cien millones de copias, logro que muy pocxs japoneses han alcanzado “Siempre he tenido curiosidad acerca de qué atrae a los lectores no japoneses”. Se caracteriza por la transformación de sus dos protagonistas masculinos en oso panda y en niña. El chico a lo largo de los capítulos busca un remedio para esa maldición. Se puede interpretar como un guiño a los prejuicios contra la transexualidad. Hay escenas superdivertidas, con artes marciales incluidas “Siendo una mujer y recordando qué clase de manga deseé leer de niña, solo pensé en seres humanos que se convirtieran en animales y pudieran también ser divertidos”. Ranma 1/2 duró hasta 1996. Ese año también empezó una cuarta obra, la más larga y de más éxito internacional. Nos referimos a Inu Yasha, ambientada en el Japón de la época feudal en el que Inu yasha y sus amigxs viven una serie de aventuras para completar la perla de Shikon y vencer al horrible diablo Naraku. Esta duró 12 años, hasta 2008 y tiene más acción. Era tan conocida que se le atribuyó el título de Reina del manga por esos excelentes trabajos. Otra de sus obras emblemática es One Pound Gospel, en la que la mangaka cuenta la historia de amor entre un boxeador y una monja que le ayuda a frenar la glotonería, reprimiendo ella su propia lascivia.
Destacamos también su solidaridad con las
víctimas del tsunami de Japón de 2011, para las que hizo Heroes come back, una
tirada especial para recaudar fondos. En 2015 publicó con Mitsuru Adachi
Historias de un Espejo, una recopilación de relatos cortos contando cómo
empezaron en el mundo del manga. Su última obra acabada es Rinne y en 2019
comenzó con la serie de mangas MAO, que trata sobre una chica de secundaria que
tras una experiencia cercana a la muerte, vive entre varios mundos. Ya han
salido 15 tomos de MAO “Voy creándola cada semana, por lo que incluso yo, la
autora, no tengo idea de hacia dónde va la historia”.
Dicen que es una persona sencilla y
reservada, aunque simpática y con carisma que se divierte viendo a gente
disfrazada de sus personajes. Es una apasionada de la cultura de China y del
Sudeste Asiático, sobre todo de su mitología. Sabe artes marciales y le gusta
mucho viajar. Tiene un estudio en el que trabaja con cuatro ayudantes, todas
mujeres, que hacen unas cien páginas al mes “Incluso si con la ayuda de
un escritor alguien no puede crear buenas viñetas, nunca podrá ser artista del
manga”. Resulta curioso que el estilo de trabajo de Rumiko se
suele definir más como shonnen (manga para chicos) que shoujo (manga para
chicas).
A lo largo de su prolífica carrera ha ganado
premios como Shogakukan Manga y el Seiun dos veces. Es la segunda persona
dibujante de cómic incluida en el Salón de la Fama de la Sci-fi en 2016. En
2018 Takahashi fue incluida en el Salón de la Fama Will Eisner por su valiosa
aportación a la industria del manga. En 2019 le concedieron el Gran Premio del
Festival Internacional de Angulême. Gran parte de su obra ha sido traducida a
varios idiomas y adaptada al anime y a los videojuegos con éxito y hoy sigue de
completa actualidad, apareciendo en los Salones del Cómic. Por descontado,
Rumiko es una referente para muchxs que han llegado después, hasta el punto de
que en mangas de hoy se pueden reconocer sus influencias “Originalmente escribo
para lectorxs japonesxs, por lo que el estilo de vida y otros elementos
retratados son japoneses. Si lxs lectorxs extranjerxs pueden encontrarlo
interesante, es el mejor de los casos”.
Ranma e Inuyasha eran dos animes súperpopulares en Catalunya cuando yo era pequeño! No tenía ni idea de quién era su creadora hasta ahora :)
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