“Hay que ver por qué hay determinada 'gente', y lo digo con muchas comillas, que quiere limitar las libertades del otro. Por qué les parece desagradable la libertad del otro si en nada impide la suya propia. Hay que empatizar más”.- Rossy de Palma

Corrían los años 80. Gente de todo lugar y condición se reunía en Madrid con desigual suerte. La hoy más que manida Movida se extendía  por todos los rincones. Y hasta allí llegó también una chica polifacética donde las haya, que lejos de amilanarse por su aspecto de Señorita de Avignon, utilizó su nariz como escudo, obvió su rostro desigual y los vivió con  absoluta normalidad. Además, su carácter imaginativo, artístico y su gran talento le han convertido en musa de grandes modistos y directores de cine. Pese a todo, parece que el público no quiere verla  como actriz  sino como una performance de sí misma.

Elena Rosa García Echave nació en Palma de Mallorca en 1964. Es la mediana de tres hermanxs. Su padre, un albañil asturiano. Su madre, un intento de artista navarra. Se crio entre Mallorca y Castellón. De niña sufrió acoso por su aspecto físico, y, entre eso, y que se aburría en clase, dejó el instituto en tercero de BUP para dedicarse a vender ropa en el rastro de Mallorca. Desde temprana edad le gustaba destripar las muñecas para ver qué había dentro, quizá era la semilla que luego crecería en ella para dedicarse a la moda. Fabricaba sus propias prendas, cantaba en coros y escribía poesía “La necesidad agudiza mucho el ingenio”. De adolescente se tapaba para las fotos, y todo este maltrato le llevó a preguntarse “¿Por qué te juzgan por algo que no has elegido?''.  Ya en los ochenta, viajó a  Madrid  y empezó a moverse por ambientes artísticos, en los que descubrió que, en realidad, era muy  fotogénica.

Su primera incursión en el mundo del  espectáculo fue en 1984 con el grupo de música pop punk Peor imposible, que sacó un LP y actuaba por los bares de Madrid. Dieron un concierto en la presentación de la revista La Luna, en la que colaboraban artistas de todo tipo desinteresadamente. A la vez,  trabajaba de camarera en un pub. Un día de 1987, Rosa García estaba en un local cuando Pedro Almodóvar la vio y le ofreció un pequeño papel en La Ley del deseo, donde aparecería como Rossy Von Donna. De ahí surgió su nombre artístico Rossy de Palma. Continuó trabajando con Almodóvar en cintas como Mujeres al borde de un ataque de nervios, nominada al Óscar, La flor de mi Secreto o Kika, por cuya actuación la nominaron al Goya como mejor actriz de reparto.

Se la  empezó a calificar como picassiana por su aspecto, aunque eso no le impidió alcanzar grandes éxitos, también fuera de nuestras fronteras. Solo algunos ejemplos de ello son su actuación en Prêt à Porter con el director estadounidense Robert Altman, que al conocerla tuvo claro que inventaría un personaje para que lo interpretara ella.  Colaboró con George Michael  en el vídeo musical de Too Funky junto con otras celebridades como Linda Evangelista. Se convirtió en modelo de diseñadores de  alta costura como Jean Paul Gaultier o Sybila. Rossy recuerda con nostalgia cuando el gran director francés Louis Malle le dejó un  mensaje en el contestador automático, para ofrecerle un papel en un film sobre Marlene Dietrich. El mensaje empezaba ‘I am Louis Malle, it´s not a joke. I am Louis Malle’. Aunque Malle falleció en 1996 y no pudieron hacer la peli “Se aprende mucho de los Genios de verdad, porque lxs de verdad son de lo más humilde. Para ellxs la necesidad de la expresión creativa es más potente que el ego en cuestión”.

Ha participado en obras teatrales de diferente calibre y en la televisión presentó Estress, en La 2, con sus amigas Bibiana Fernández y Loles León. Pero prefiere el cine “El universo artístico es un refugio del que, una vez elegido, no apetece salir”.

En sus casi tres décadas de trabajo, ha interpretado personajes de lo más variado “Lo que no me gusta es que a veces me llamaban para utilizar mi físico peyorativamente, pero no me lo tomaba como una ofensa personal, sino como un prejuicio en la mirada del otro”. Tiene en su haber más de 60 películas, y no se siente orgullosa de todas, aunque de cada una de ellas sacó lo positivo. Además, confiesa que no es una actriz vocacional “Soy una artista… poeta... performance…soy artesana antes que artista”. Cuando no le salía trabajo aquí, no dudó en ir a vivir a Italia donde hizo algunas películas muy malas “Pero aprendí italiano”. Después se quedó embarazada y se mudó a París, donde colaboró con Louis Vuitton y participó en diferentes películas, amadrinada por Victoria Abril “Mi nariz me ha dado complejidad. La gente se reía de ella y yo mientras, analizaba por qué juzgaban”. Finalmente volvió a vivir a Madrid.

Siempre ha sido muy celosa de su vida privada, Rossy opina de la prensa “Antes lxs reporterxs no eran tan invasivxs en tu privacidad ni tan maleducadxs. Si te pillaban en una situación complicada, no te molestaban”. Hoy en día con las redes sociales no le ha quedado más remedio que abrir un poco una ventana a su privacidad. Es inevitable que sus hijxs, veinteañerxs, a lxs que ha criado sola, cuelguen fotos para mostrar lo orgullosxs que están de Rossy,  y viceversa "He aprendido a amarme a mí misma después de ser madre, porque eres consciente de lo esencial que eres para ellxs. Lxs hijxs nos enseñan más a nosotrxs que nosotrxs a ellxs."

En una entrevista reciente, ha mostrado la importancia de proteger la diversidad y los derechos LGTBTIQ+ “Estamos viendo que ahora las personas tienen más derechos y más libertades que nunca, pero también vemos que hay más agresiones por homofobia”. Rossy no entiende  “De dónde viene ese miedo que algunxs tienen a la diferencia, ese sentirse atacado por la libertad de otrxs”.

Se define como “Afronteriza y mediterránea, una anarquista individualista” y  no para. Su vida es un suma y sigue “Todo es experiencia y aprendizaje. Tengo que dar las gracias a mi gran curiosidad que me conecta con la niña que he sido y sigo siendo, y que es un antídoto hasta contra la edad porque la mirada sigue siendo fresca”. Ha colaborado con Rosalía en el Mal querer, contándole episodios traumáticos de su vida “Yo he vivido un episodio de violencia de género muy duro”. No hace mucho desfiló  con el fallecido David Delfín y con Palomo Spain. En 2017 creó una línea de maquillaje para MAC. En 2019 le concedieron la Medalla al Mérito de las Bellas Artes, aunque ya había ganado la Medalla oficial de la Orden de las Artes y las Letras de Francia años atrás. En 2021 colaboró en  LOL, si te ríes pierdes de Amazon Prime Video. Ha participado en diferentes concursos como Furor, Pasapalabra o Bailando Con Las Estrellas. Hizo una nueva campaña con el modisto Jean Paul Gaultier y, como quiere ser más selectiva y sibarita en el cine, rodó Madres Paralelas con Almodóvar, en la que comparte reparto con Penélope Cruz  y Aitana Sánchez-Gijón. Apareció en una de las últimas series de Netflix España Erase una vez, pero ya no. Ha puesto voz en castellano al audiolibro feminista Teoría King Kong de Virginie Despentes "Virginie escribió un artículo en el que hablaba de mí y lo enganchada que estaba a mi perfume, el único en el mundo que no está hecho para seducir, sino para protegerse. Sin conocerme, me había escaneado viva. Ahí empezó la simpatía entre ambas". Aparecerá en Carmen, ópera prima como director de Benjamin Millepied, marido de Natalie Portman.

Pese a su larga carrera, todavía le queda el sueño de participar en una peli dirigida por su admirado Clint Eastwood. Por lo demás “Como decía Édith Piaf, 'no me arrepiento de nada’”. Mientras sentencia “Quizá para unxs soy muy guapa y para otrxs muy fea, pero ese es su problema”.


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