“Soy de Afganistán, un país famoso por la guerra. Cambiemos de tema, traigamos la paz con el arte”.- Shamsia Hassani
Afganistán es un pequeño país situado en Asia. Muy montañoso, sin salida al mar, y habitado por decenas de etnias diferentes. A lo largo de su historia ha estado sometido a otras naciones, incluso perteneció a la corona británica hasta 1919 que se independizó. Las violentas luchas por el poder siempre han estado presentes, con constantes golpes de estado, seguidos de sangrientas dictaduras más o menos duraderas, que han provocado éxodos de ciudadanos a los países limítrofes desde siempre. En 1979 hubo una intervención militar soviética, lo que provocó la intensificación de las guerrillas. La retirada de la URSS se produjo en 1989, pero Afganistán siguió inmersa en constantes conflictos éticos y políticos. Un grupo de jóvenes guerreros y estudiantes de la etnia pastún al sur de Afganistán, conocido como talibanes, fue ganando cada vez más popularidad. Con las armas prometían restaurar la paz y la seguridad en el país, además de aplicar la versión más estricta de la sharía, la ley islámica, una vez en el poder.
Pronto conquistaron Kabul y en 1996 controlaban prácticamente todo el país. En 2001, después de los atentados de las Torres Gemelas de Nueva York, los talibanes dieron refugio a Al Qaeda en Afganistán, lo que provocó que EEUU enviara sus tropas para luchar contra ellos y, cuando los vencieron, la Comunidad internacional colaboró en la restauración del país, aunque sin mucho éxito. Hace unos días, después de 20 años de presencia allí, los EEUU se retiraron y los talibanes han recuperado el poder. Se teme que vuelvan a cometer las más feroces atrocidades contra la población afgana, especialmente contra las mujeres, a las que no permiten ninguna participación en la esfera pública: consideran que no merecen educación y les prohíben ir a la escuela a partir de los 10 años. Prohíben los zapatos de tacón, ya que un hombre no debe oír los pasos de una mujer. Tampoco pueden enseñar los tobillos, ni usar vestidos de colores ni maquillaje, porque los consideran sexualmente atractivos para los hombres. También ha habido mujeres a las que les han amputado los dedos por pintarse las uñas, o han sido azotadas en público. No tienen derecho a aparecer en radio ni en TV. Tienen prohibido escuchar música, hacer deporte y hasta se las ha castigado por asomarse a la ventana. Están reducidas a la invisibilidad más absoluta, deben usar un velo que las cubra completamente y no las dejan salir a la calle sin un hombre .
Shamsia Hassani nació en Teherán (Irán) en 1988, hija de exiliadxs afganxs
huidxs del país tras la guerra por la invasión soviética. Desde la infancia
mostró interés por la pintura, tenía un cuaderno de dibujos y su familia la
apoyaba "Empecé a hacer arte como todo el mundo, cuando tenía 3-4 años o
antes, a todxs lxs niñxs les gusta pintar y dibujar". Pero llegado el
momento, en Irán no le permitieron
estudiar Bellas Artes por ser de origen afgano. Así que en 2005, cuando cayeron
los talibanes y pudieron regresar a Kabul, decidió estudiar Arte en la Universidad. Acabó la carrera en 2010 y el Máster en Artes
Visuales en 2014.
Años después sería profesora de Escultura y cofundadora del colectivo de arte
contemporáneo Berang Art Organization, para mostrar el arte y la cultura en
Afganistán con talleres, seminarios y exposiciones. Su trayectoria artística
cambiaría en 2010, después de hacer un curso de graffiti impartido por un
grafitero británico llamado Chu. Así Shamsia abandonaría sus pinturas
tradicionales y se convertiría en pionera del arte urbano en Kabul “Estaba sola
con muchas ideas, llena de energía, y el graffiti me permitía tapar los malos
recuerdos de la guerra en la mente de las personas, acercarles el arte, porque
los afganos no tiene posibilidad de visitar una galería de arte o un museo.
Cuando el arte está en el exterior por más tiempo, las personas lo memorizan y
se hace parte de su vida, les da color”.
Reconoce que los aerosoles y las plantillas del graffiti son mucho más
baratos que los materiales típicos de pintura. Elige muros de edificios abandonados y
destruidos por las bombas para “Embellecer la ciudad con color en medio de la
oscuridad de la guerra”. Debe hacer sus obras con celeridad, para evitar
represalias “La gente en Afganistán no está en contra del arte, sino del arte
que realizan las mujeres. Cuando hago arte callejero, todo el tiempo tengo
miedo por la mala situación, por enfrentarme a personas de mente cerrada que
pueden acosarme por ser mujer”.
El tema central de sus murales es la
mujer afgana, silenciada y oprimida, que reclama justicia, paz y derechos.
Trata de devolverla a la esfera pública después de que los talibanes las
recluyeran en sus casas. En 2012 pintó uno de sus murales más icónico en las
ruinas del antiguo centro cultural de Kabul, en él se puede ver a una mujer
vestida con un burka sentada en unas escaleras y un poema que hace alusión a lo
perdido en los años de la guerra “El agua puede regresar a un río seco, pero ¿qué
pasa con los peces que murieron?”.
Su obra suele ser repetitiva y por ello reconocible, de aspecto infantil y melancólico sus mujeres suelen tener los ojos
cerrados “Porque, por lo general, no tienen nada bueno que ver a su alrededor…
y a veces no pueden ver su futuro. Pero eso no significa que no puedan ver”.
Dibujadas con ángulos agudos y con los labios sellados o sin boca, a menudo
llevan un instrumento, que simboliza su voz. Hassani también intenta transmitir
que el uso del burka no es el problema, que puede haber libertad dentro de la
tradición "Trato de mostrarlas más grandes de lo que son en realidad, y
modernas, felices, en movimiento, tal vez más fuertes. Intento que la gente las
mire de manera diferente”. El problema real es que las mujeres no serán
enteramente libres hasta que puedan acceder a la educación, hasta que puedan
hablar por sí mismas y ser escuchadas “Hay muchxs que olvidan toda la tragedia
que enfrentan las mujeres en Afganistán, por eso utilizo mis pinturas como un
recordatorio”.
En 2014 Shamsia fue incluida en la lista de lxs 100 mejores pensadorxs de
la revista norteamericana Foreign Policy, también en una colección de retratos
de mujeres innovadoras de todo el mundo. Ya reconocida a nivel internacional,
ha hecho murales en las paredes de ciudades de varios países del mundo, donde
también ha dado conferencias e impartido talleres. En 2016 viajó a Los Ángeles
invitada por el Museo Hammer y allí se sintió segura pintando un gran mural en
el barrio de West Adams “Cuando viajo a algún país, la gente piensa que estoy
tan feliz porque ese país sea hermoso, y lo es. Pero sobre todo estoy pensando
que estoy a salvo”.
En los últimos años ha comenzado a hacer graffitis digitales, hace fotografías de la ciudad y las retoca con Photoshop o con pintura acrílica. Luego las
comparte en las redes sociales, donde reciben muchos likes. A pesar de estar
bajo la “protección” de la Comunidad Internacional, en 2018 en un festival de
dibujos de Estambul Hassani comentaba “Últimamente la situación de Afganistán se está
poniendo muy mala, me siento desesperada a veces porque veo que nada ha
cambiado y yo no puedo cambiar nada”.
Desgraciadamente llevaba razón. Ahora los talibanes vuelven a estar en el
poder y no queda presencia internacional
que intente detenerlos “Si muchas mentes cerradas se unen serán muy poderosas y
podrán hacer cualquier cosa”. Shamsia a sus 33 años es una de los
millones de personas que, una vez más ha tenido que huir de las atrocidades
irracionales del género humano “La gente de mi país viaja todo el tiempo para
mantenerse a salvo y encontrar una vida pacífica”.
La artista se encuentra a salvo en un refugio seguro, según ha comunicado
su agente. Tras la toma de Kabul publicó en sus redes sociales el mensaje
“Death to darkness” (Muerte a la Oscuridad). Se ha hecho viral posteando
imágenes de sus habituales dibujos: mujeres afganas que resisten a los
talibanes.
Sus obras de arte conseguían dar esperanza a las artistas afganas,
motivándolas a aportar su creatividad a través de sus festivales de graffiti y
clases de arte. Esperamos que más pronto que tarde puedan volver a hacerlo “Afganistán es como una persona que estaba muerta durante la guerra
y después de la guerra ha vuelto a nacer. Ahora necesita tiempo para madurar.
Hay muchísimos problemas heredados: edificios bombardeados, acoso en la calle,
actos de violencia contra la mujer. Lxs artistas pueden hacer que cambie la mentalidad
de la gente, y la gente a su vez puede hacer que cambie la sociedad”.
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