“No fui de las que se inclinaron y aceptaron en silencio la situación. He nacido en una noche de huracán y así es también mi carácter”.- María de los Ángeles Alvariño
Vivió una vida apasionante dedicada al estudio y la investigación. Trabajadora incansable, pionera y referente del estudio de los Océanos, es la única científica española con lugar propio en la Encyclopedia of World Scientists, donde están lxs 1000 cientificxs más importantes del mundo de todos los tiempos. De carácter fuerte y luchador, fue una defensora de la igualdad de los derechos laborales de las mujeres, en una época y en un lugar en los que serlo no era lo habitual precisamente.
María de los Ángeles Alvariño González nació en una pequeña localidad
cercana a Ferrol (Galicia), en 1916. Su padre era el médico del pueblo, y su madre tocaba
y daba clases de piano. Se dice que Alvariño fue una niña curiosa y muy
despierta. A los 3 años ya sabía leer y pasaba largos ratos en la biblioteca de
su padre, empapándose de libros de Biología, a la vez que aprendía solfeo y
piano. Decidió hacer el Bachillerato Universitario en Ciencias y Letras en la
Universidad de Santiago de Compostela, donde creció la semilla del que sería
su futuro como profesional y como persona, pues sus Trabajos Finales de curso fueron
Insectos Sociales y Las mujeres en el Quijote, respectivamente. Eligió esta
temática porque "Seleccionar la profesión que amas, trabajar duro con
entusiasmo, y observar y amar a la Madre Naturaleza... La creatividad y la
imaginación son los ingredientes básicos para la Ciencia, como en las artes,
porque la Ciencia es un arte”.
En 1934 fue a Madrid a estudiar la carrera de Ciencias Naturales en la
Universidad de Madrid, hospedándose en la Residencia de Señoritas que dirigía
María de Maeztu. Interrumpió sus estudios superiores en 1936 por la guerra
civil. Durante ese periodo estudió idiomas en Ferrol y se empezó a interesar por
el estudio del litoral gallego. Una vez finalizada la contienda, retomó y terminó la
carrera en la actual Universidad Complutense de Madrid. De vuelta en Galicia,
se casó con un Capitán de la Marina casualmente, y en 1942 nació su única hija.
Por esa época Alvariño daba clases de Biología, Botánica y Zoología en varios
colegios de Ferrol.
En 1948 volvió a la capital y consiguió incorporarse a trabajar como
becaria en el Instituto Español de Oceanografía (IEO), donde realmente
comenzaría su aventura como científica. Realmente el IEO no admitía mujeres de
forma oficial, pero decidieron hacerlo con Ángeles por su perfil académico.
Estuvo hasta 1952 y después, en la misma Institución pero en la sede de Vigo
hasta 1957, cuando consiguió una beca para trabajar durante diez meses en el
Plymouth Laboratory. Allí salía al mar para coger muestras de zooplancton,
muchas veces solo por unas horas en el pequeño barco Sula, pero también participó en
una investigación a bordo del buque oceanográfico Sarsia, que duró varios días.
Todo un acontecimiento para la
investigación marina del Reino Unido, puesto que Ángeles era la primera mujer a
bordo de un barco científico en ese país. Como anécdota señalar que en España
en 1921, Jimena Quirós fue la primera en
embarcar en el buque Giralda. Aunque con la dictadura franquista, ninguna
fémina lo volvería a hacer hasta los años 70.
Al finalizar su beca en Plymouth, Alvariño volvió al IEO y solicitó una beca Fulbright, que le concedieron en 1956. Gracias a esa ayuda pudo trabajar en EEUU durante nueve meses en la Woods Hole Oceanographic Institution of Massachusetts. Investigó el zooplancton, con la prestigiosa científica Mary Sears. Le fascinó como se hacía investigación marina en EEUU y quiso quedarse, pero se le acabó la beca y tuvo que regresar a España, aunque con la mente puesta en volver en cuanto pudiera. Esa oportunidad le llegó en 1958, cuando aceptó la oferta del prestigioso investigador Roger Revelle para trabajar con él en la Scripps Institution of Oceonography de La Jolla, California. Allí Ángeles pudo desplegar todas sus capacidades y desarrollarse plenamente como científica gracias a los enormes medios materiales de apoyo con los que contaban. Siempre comentó lo esencial que había sido para ella saber idiomas. Hasta la UNESCO subvencionó a Alvariño.
Se dedicó al estudio de muestras marinas procedentes del Pacífico,
Atlántico e Índico, llegando a ser pionera en el análisis de indicadores
biológicos en los sistemas marinos. En 1966 consiguió la nacionalidad
estadounidense y en 1967 se doctoró en la Universidad de Madrid, ya tenía 50
años, ahí se ve que no hay edad para el saber. Trabajó en la Scripps hasta
1969, institución a la que homenajeó bautizando a una de las especies que
describió como Sagitta scrippsae.
Continuó sus investigaciones en el South West Fisheries Center (SWFC), donde
permaneció hasta 1987, año en el que tuvo que jubilarse, aunque
Alvariño nunca dejaría de trabajar, ya como
científica emérita. Permanecería activa hasta poco antes de su muerte en 2005,
en La Jolla, California.
Al fallecer en La Jolla (San Diego) el 29 de mayo de 2005, dejó terminado
un manuscrito sobre aves y otros animales marinos encontrados en la
expedición de Malaspina y Bustamante con las corbetas Descubierta y Atrevida, y que fueron estudiados por ella. Se trata de un proyecto
que sería terminado y traducido por su hija Ángeles Leira Alvariño en A Coruña,
ya que su madre deseaba que su legado científico volviese a España.
En materia de feminismo y derechos laborales de las mujeres científicas, en 1977
Ángeles escribió una carta al gobierno de EEUU, denunciando que en el
laboratorio de La Jolla había sufrido
discriminación laboral por ser mujer durante los siete años que llevaba allí, en
los que se comprometió con la defensa de sus derechos laborales y representó también a sus compañeras. Junto con ellas demostró que eran tratadas
peor por ser mujeres. En su carta destacó que progresar en la profesión científica estaba determinado por el género. La entonces Ministra
de Comercio estadounidense, Juanita Morris Kreps respondió a la carta e intentó cambiar las cosas sin mucho éxito.
Cabe destacar que Morris fue la primera mujer que dirigió la Bolsa de Nueva
York.
La ingente labor de Ángeles Alvariño es tan importante en el mundo de la ciencia que dos de las
especies que describió llevan su nombre Aidanosagitta
alvarinoae, descrita en 1974 y Lizzia
alvarinoae en 1980. Sus numerosas publicaciones continúan
estudiándose a día de hoy. Lxs investigadorxs la citaron una media de 8,8
veces al año entre 1968-2008. Además el buque oceanográfico más puntero de la marina
española ha sido bautizado con su nombre.
Hace unos días, cuando se dióa a conocer el buque oceanográfico que lleva su nombre, yo me pregunté que por qué, me habéis dedo la respuesta.
ResponderEliminarMuchas gracias.
Una vida dedicada a lo que realmente le apasionaba, y por lo tanto, muy productiva.
Es de ley que el buque lleve su nombre.