“Es que al gritar mis poemas en español siento un raro y dulcísimo placer que se parece a la venganza y que quiere decir algo así como: Miren, ahora es mía, la uso y hago con ella lo me da la gana”.- Shirley Campbell Barr

A diferencia de lo que ocurre con los de EEUU, no se suele asociar a lxs negrxs con América Latina. Ni siquiera lxs propixs latinoamericanxs lo hacen. A veces se les trata como diferentes e inferiores. Todo porque son descendientes de los esclavxs africanxs negrxs que los europeos llevaron allí hace unos 500 años. Desde entonces han estado ahí, y son unos 20 millones de personas. Pero en los diferentes países, no les reconoce esa aportación cultural tan valiosa que han hecho. Afortunadamente esto está cambiando, y a ello contribuye un grupo de mujeres poetas de diferentes naciones que se está encargando de darles visibilidad “No éramos negrxs hasta que entramos en contacto con los europeos, éramos solo personas y nos convertimos en negrxs y eso tomó una significación negativa que a día de hoy no se ha limpiado”.

Shirley Campbell Barr nació en Costa Rica en 1965. Descendiente de jamaicanxs, que emigraron a Costa Rica para la construcción del ferrocarril y se quedaron “Para mí, cualquiera que sea el término: negra, afrodescendiente, afrolatina, afrocostarricense, etc., me identifica”. Sus padres eran de clase baja, pero hicieron grandes esfuerzos por darles una buena educación a ella y a sus hermanxs. Son cinco chicas y dos chicos. Fruto de esta educación, una de sus hermanas, Epsy, es la actual Vicepresidenta de Costa Rica, otra, actriz, bailarina y profesora de danza moderna, otra una reconocida cantante. Shirley estudió Arte Dramático y Creación Literaria en el Conservatorio de Castella. En la escuela participó en talleres de Poesía y Teatro, ahí se empezó a ver que tenía un don para escribir poemas. “Nosotrxs estamos arrinconadxs en los pueblos más pobres, en la periferia y es difícil acceder a esos medios que son propiedad de élites. En algunos de nuestros países, se establecieron sofisticadas listas que  jerarquizaban  a lxs descendientes de africanxs según tonalidades  de piel o mezclas raciales. Era de acuerdo a la posición que ocuparan en esa escala, que  eran sujetos de determinados  derechos o favores particulares, o les eran negados algunos  de sus derechos básicos.”

Para diversificar su formación, se graduó en Antropología en la Universidad de Costa Rica “El tema de la cultura y el estudio de los pueblos, siempre me apasionó”. Más tarde se especializó en Feminismo africano y realizó un máster en Cooperación Internacional.

Escritora y antropóloga, su interés por conocer la historia de sus antepasadxs africanxs, alimentado por los relatos que de niña le contaron sus abuelas iba en aumento. “Mi historia,  las luchas de liberación sostenidas por mis antepasadxs y  las luchas que seguimos librando, me otorgan el derecho de decidir la forma como quiero ser llamada. Soy negra,  porque me identifico con el  término.  Se ha constituido en un acto de afirmación política y  está asociado no solamente con pertenencia étnica,  sino que está revestido de una alta dosis de conciencia y activismo”.

Además, Campbell se acabó casando con un compañero de Universidad que trabajaría en programas de cooperación y desarrollo social, gracias a lo cual tuvieron ocasión de viajar mucho. Primero, a Zimbabue, donde Shirley realizó cursos de Historia y de feminismo africanos en la capital, Harare. Después vivió en El Salvador, Honduras, Jamaica, EEUU, Brasil y Panamá. De hecho, respecto al racismo entre negrxs y latinxs, siempre manifiesta que con estas polémicas “Le hacemos un servicio al juego orquestado por el colonialismo, cuyo objetivo es la profundización de  las diferencias y  de las divisiones ya existentes  dentro de nuestros movimientos”.

Viajar y vivir en tantos países le dio perspectiva y suficientes conocimientos para comprobar in situ la problemática de la mujer negra, y sentir la responsabilidad de divulgarla. El medio elegido, como no, sería la Poesía. Aprovecharía su don para dar voz y visibilidad a las mujeres afrodescendientes “Yo creo que el arte debe ser un instrumento al servicio de las causas más justas. Escribo porque puedo escribir y porque creo que tengo un compromiso y una responsabilidad”. Además, en español, porque Shirley es costarricense, aunque lxs negrxs descendientes del Caribe, como ella, hablaban en inglés jamaicano. “Mi mamá cuenta que cuando era pequeña les prohibían hablar en español  -Stop talking that monkey language- les decían. Con 'lengua de monos' se referían al español”. Explica que pese a que sus padres tenían el inglés como lengua materna, en su familia hablaban en español, para transmitir el idioma cultural de la isla. Shirley le da una importancia enorme al lenguaje “Con toda esa identidad heredada y reconstruida, mi familia extendida y mi comunidad, me transmitieron en lenguas y acentos diversos, además, esta vocación  de irreverencia y de activismo que no se me quita ni en una ni en otra lengua”. Aunque, tanto el inglés como el español fueron idiomas asignados por la fuerza, eliminando los lenguajes de las tribus “Entiendo no obstante, que esta realidad trae implícito el hecho de que este idioma nos fue impuesto brutalmente y que  fuimos privados de hablar nuestras propias lenguas y nuestros acentos maravillosos”.

Su trabajo ha sido difundido en su mayoría por organizaciones de mujeres afrodescendientes de Latinoamérica y hoy es una de sus poetas más reconocida. Los principales temas que trata Campbell son el racismo, las mujeres, el orgullo por su cultura, la maternidad y el amor. Se considera una feminista negra “Porque si yo digo que nuestros pueblos están en la base de la sociedad, las mujeres afrodescendientes estamos en el subsuelo de esa estructura”. En todos sus trabajos se refleja una gran preocupación por lxs niñxs “Cuando escribo pienso en mis hijxs, en los hijxs de mis hermanxs y en lxs hijxs de mis amigas negras y me lxs imagino plenxs y segurxs desde su identidad particular”. A día de hoy, ha sacado varias colecciones de poesía, tiene decenas de artículos publicados en revistas, antologías y periódicos en diversos países “Tenemos una tradición oral milenaria, es una cosa que hemos de reivindicar y poner al servicio de nuestros pueblos como cantos de libertad”.

Algunos de sus poemas, sobre todo Rotundamente negra, que también da título a dos de sus libros, han sido objeto de radionovelas, obras de teatro, exposiciones fotográficas etc. Además es parte del material de los planes de educación de varios países, entre ellos, Brasil. También el poema aparece estampado en camisetas, pancartas, bolsas, etc. Shirley ha ejercido como consultora independiente para la ONU y otros organismos internacionales en relación con el género, SIDA, Salud Reproductiva y Derechos Humanos.

Reconoce la dificultad que supone la publicación de sus obras por las grandes editoriales, primero porque escribe poesía, género no muy popular, y segundo por su temática, que invita a reflexionar sobre temas nada cómodos. “Reconocer la discriminación conlleva muchas veces enfrentarnos con nuestros propios prejuicios”.

Presentó su último libro durante la pandemia del coronavirus. “Creo que toda esta crisis a nivel global nos ha permitido acercarnos más a otras realidades, además de mostrarnos más claramente como el racismo también mata y nos impide respirar. El mundo entero se manifestó tras el asesinato de George Floyd a manos de la policía. En la sociedad en general se instaló el debate sobre algo que existe, que los Estados no quieren ver, y que las personas no quieren reconocer, pero es necesario erradicar, me refiero al racismo estructural”.

Uno de sus próximos proyectos es comenzar a hacer podcast y grabar audiolibros “Este formato nos permite llegar a otro tipo de público y diversificar los contenidos, asumiendo nuevos desafíos”. Por lo que seguirá siendo activista, escritora, profesora, consultora, y todo lo que le surja con lo que pueda ayudar a erradicar las desigualdades, sin duda alguna.

 

Me niego rotundamente
a negar mi voz
mi sangre y mi piel
y me niego rotundamente
a dejar de ser yo
a dejar de sentirme bien
cuando miro mi rostro en el espejo
con mi boca
rotundamente grande
y mi nariz
rotundamente hermosa
y mis dientes
rotundamente blancos
y mi piel
valientemente negra.
Y me niego categóricamente
a dejar de hablar
mi lengua, mi acento y mi historia
y me niego absolutamente
a ser de los que se callan
de los que temen
de los que lloran
porque
me acepto
rotundamente libre
rotundamente negra
rotundamente hermosa.

 

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