“Es música atemporal. La música no tiene época. Yo me puedo reconocer en músicas de cualquier generación y de cualquier lugar del mundo”.- Nathy Peluso.

Trabajadora incansable, inconformista, con gran poderío físico y sobre todo, polifacética y excesiva. Todo eso despliega en su fusión de ritmos, acentos, sonidos, y en una puesta en escena muy teatral.  Dice que desarrolla un universo con cada letra de canción. Que ella misma interpreta un personaje para cada actuación. Así, hay muchas mujeres en ella. Adora la comida caliente, la música y el amor, en ese orden. “Escribo lo que vivo como mujer y lo comparto a través de la música, que es lo que sé hacer”. Puede gustar mucho o nada  al público, pero lo que está asegurado es que a nadie le pasa inadvertida. 

Natalia Beatriz Dora Peluso nació en enero del año 1995 en Luján (Argentina), de padre psicólogo, madre profesora de inglés y es la mayor de dos hermanas. Su vinculación con la música y el arte existe desde que tiene uso de razón. Ya de pequeña, su madre le ponía música  y ella bailaba.  “Nací con Sinatra, Ella Fitzgerald y Louis Armstrong en mi cabeza”. Pero también creció escuchando a lxs grandes del folklore sudamericano como Atahualpa Yupanqui, Joao Gilberto o Ray Barreto. 

A los nueve años emigró con su familia a España, concretamente a Alicante. “Me vine a España de chiquita y no estoy presa de ninguna tradición. Utilizo ese lenguaje argentino cuando me apetece y me deshago de él cuando no”. Practicó ballet clásico, pero lo tuvo que dejar porque le decían que estaba gordita.  “La gorda está triunfando, mami”.

Con 16 años empezó a subir versiones a YouTube de canciones de Nina Simone o Etta James, entre otras “En algunos momentos he sentido que mi generación no me entendía”.

A los 18 se fue a estudiar  Comunicación Audiovisual a Murcia. Al poco lo dejó para irse a Madrid a aprender Teatro Físico en la Universidad Rey Juan Carlos. Aquí aguantó un semestre porque “Ya había aprendido todo lo que tenía que aprender”. Para poder seguir viviendo en Madrid empezó a trabajar de camarera, teleoperadora, profesora de baile, etc. “Esto me enseñó a sacarle provecho a todas las experiencias. Aunque no sean lo tuyo siempre te van a enseñar algo”.

Todo ello lo compaginaba con el mundo de la música. Gracias a sus covers en las redes fue alcanzando cierta popularidad. "Yo siempre quise ser artista, no sabía si cantante. Estudié teatro físico, me gustaba mucho la fotografía, el cine, la música... amo bailar también. Y mira qué casualidad que al final dirijo yo mi propia propuesta y puedo insertar un poco de todo lo que me apasiona. Yo dirijo toda mi parte creativa, la dirección de los videoclips, los estilismos... soy una hambrienta del arte. Es mucho trabajo, pero es muy entretenido ser todo lo que te gustaría ser".

En 2017 decidió crear al personaje, Nathy Peluso, convirtiéndolo en una versión algo más exagerada de ella misma y editó un recopilatorio de su música titulado Esmeralda. Pero fue la canción Corashe la que le hizo dar el salto definitivo. Su música es una  mezcla de estilos clásicos con hip-hop, música latina y urbana, con letras reivindicativas y feministas. “La música es tan moldeable, y se pueden hacer tantas cosas… No me planteo eso de voy a hablar de esta temática o de aquella otra, o voy a hacer algo de este estilo. A mí me gusta ir disfrutando e ir viviendo las situaciones que me inspiran y me van llevando por muchos lugares”.

En 2018 lanzó La Sandunguera, y empezó a actuar en festivales por Latinoamérica y Europa. En España ha pasado por algunos tan importantes como el Bilbao BBK, el Sonorama, el Sónar o el FIB, entre otros, donde ha compartido escenario con la Mala Rodríguez,  Fito Páez o Carlos Vives. “Gracias, Música, por permitirme tocarte en tantos países. Gracias a mis cuerdas vocales y a todo mi cuerpo por serme fieles ante la exigencia. Gracias a mi mente por crear canciones, por ser espectáculo, por darme ánimos y por criticarme. Gracias a mi público que me ha hecho crecer como una Reina humana y me ha amado con la pureza más hermosa”.

Y por si fuera poco, también participó en Fama, ¡A Bailar! "Muy tímida no soy, la verdad. Ojalá lo fuera un poco más". Comenta que le gusta entretener de la mayoría de formas posibles.

Quizá por ser una incansable máquina humana de hacer música mezclando todos los estilos, en 2019  Peluso fue nominada a los Premios Música Independiente. Ese mismo año también publicó su primer libro “Deja que te combata” editado por Planeta, en el que reflexiona sobre la música, y la influencia de esta en su vida. También ganó el premio Discovery Artist en la Latin Alternative Music Conference. Y para acabar bien el año firmó con Sony Music. En una ocasión había declarado que estaría encantada de trabajar con una gran compañía, siempre que le respetaran ser la dueña de todo el proceso creativo de su música. Estaremos pendientes.

De momento, al empezar 2020 sacó la canción Business Woman cuya letra es de temática feminista. "Ese techo de cristal existe, y no solo por parte de la industria, sino por parte del público. Se nota en la manera en la que infravaloran nuestro trabajo y nos critican, la manera en la que hablan de nosotras y en general, la discusión social que hay sobre la mesa. Es importante darse cuenta de que es un problema de la sociedad, que nosotras no somos el problema. Siempre va a haber algo que incomode, sobre todo siendo mujer, te lo puedo asegurar, y es importante permanecer lo más genuina posible. Hay que meterle garra, mami". 

Durante el confinamiento obligado por el coronavirus publicó Buenos Aires, que trata sobre este periodo. “Cuando eres un personaje público, parece que se te exige tener siempre una sonrisa en la cara, pero que estemos tristes es también algo maravilloso, porque es lo que nos hace ser amadxs, ser cuidadxs… ser humanos”. También en 2020 Nathy Peluso estuvo nominada en varias categorías a los Premios Gardel y a los Grammy Latinos.

Aunque sus giras se han visto truncadas por las medidas sanitarias, ella asegura que a los 26 años disfruta de la vida. Se muestra agradecida por poder dedicarse a lo que se le da bien y por seguir retándose a sí misma. Considera que su generación tiene el desafío de dejar un legado cultural del que sentirse orgullosxs. “La música cada vez es más decadente porque se la concibe como un producto y no como un arte. La música es por lo que vine al mundo, y me voy a hacer cargo hasta que me muera”. Entre sus planes de futuro, confiesa que aunque tuviera mucho dinero, no es ostentosa. Que con poder dar “guita a sus viejxs” sería feliz.  Contrataría a un chef para que le cocinara algo diferente todos los días. El resto lo invertiría en música, contrataría una orquesta para que la acompañara en los  conciertos y, por supuesto compraría ropa, mucha ropa. Pues al ritmo tan vertiginoso que lleva, no tardará en lograrlo.

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