“El sonido de la radio ha sido para mí, y continuará siendo, el camino más corto para comprender el camino de la amistad y, sobre todo, el camino de la fidelidad”.- Encarna Sánchez

Fue una auténtica influencer antes de que existieran lxs influencers. La presencia e influencia de sus palabras a través de las ondas, la convirtieron en líder indiscutible de audiencia durante más de una década. Miles de personas permanecían pegadas al aparato de radio durante las largas horas que duraban sus programas. Por no hablar de la gran cantidad de dinero que movía en publicidad. Su vida tampoco estuvo exenta de escándalos.

 

Encarnación Sánchez nació en Carboneras, un pueblo de Almería en 1935. Fue la menor de cinco hermanxs.  Cuando tenía 4 años, su padre, un militar comunista, fue ejecutado por no unirse a los Nacionales. Así que tuvo infancia dura, con una madre sobrepasada sin tiempo para nadie y dificultades económicas. Dicen que Encarna tuvo que ser ingresada en una clínica psiquiátrica de niña.

Se inició en el mundo de la radio por casualidad, sin estudios previos, haciendo una sustitución en Radio Almería, donde la conocían por un concurso de canciones. De ahí fue  a Radio Juventud de Almería, donde aprendió sobre todo a hacer reportajes y programas de cara al público. Más tarde se trasladaría a Madrid, donde consiguió entrar en Radio Juventud de Madrid. Aunque había que cursar  cuatro años de Estudios, Encarna logró que le hicieran un único examen de todos. Superó la prueba y, trabajó en varias emisoras. En 1965 cosechó un gran éxito en La Voz de Madrid con el programa El Club de los Oyentes. En 1967 aceptó el innovador reto de emitir un programa de 2 a 7 de la madrugada que le propuso Radio España. Era CS y buen viaje, que patrocinaba la empresa Calvo Sotelo. Fue un éxito rotundo, con una audiencia de más de dos millones de oyentes diarios, y competía en las ondas con el gran Joaquín Prat de la Cadena Ser. En él Sánchez hablaba de todo un poco durante una hora y después lxs oyentes, muchos de ellos taxistas, entraban en directo bien por teléfono o personalmente para contar lo que estaba ocurriendo. Se convirtió en un programa de servicio público. En 1968 le concedieron su primer premio Ondas y también el Lazo de Dama de la Orden del Mérito Civil, solicitado para ella por la audiencia por la cobertura que dio al asesinato en Madrid del taxista José Escobar. Se negó a que ninguna autoridad franquista le hiciera entrega de ese Lazo, y sería una representación de los taxistas madrileños la que lo hiciera. "A mí me condecoró el pueblo, no el gobierno”. El programa empezó a sufrir los ataques de la censura y hasta suspendieron su emisión una vez. En 1970 fue apartada acusándola de quedarse con dinero de donativos de lxs oyentes.

Aunque después se demostró que no era culpable, por esos hechos turbulentos, decidió irse a trabajar a México. Ganó tal popularidad allí, que hasta le ofrecieron un papel de actriz protagonista en una obra de teatro, con la que ganó un premio por su interpretación. En esta aventura por América pasó 7 años trabajando y produciendo para la televisión y la radio. Ya con mucha fama cosechada, regresó a España a la muerte Franco. Corría el riesgo de que la audiencia se hubiera olvidado de ella tras los años que pasó fuera, no solo no fue así, sino que Radio Miramar de Barcelona le propuso hacer de nuevo un programa de madrugada. Sería Encarna de Noche, al que incorporó entrevistas a políticos y gente influyente del momento. “Tengo un compromiso ético y social con mi país. Y lo voy a cumplir por supuesto.” Este programa la llevó a ganar dos premios Ondas, en 1981 y en 1983.

Precisamente ese último año, compró su programa la COPE, propiedad de los obispados provinciales y con escasa audiencia. Esta cadena hizo una apuesta fuerte por despegar contratando a Luis del Olmo, que estaba en Radio Nacional y a Encarna Sánchez, además de otros profesionales relevantes del momento. Así, Encarna empezó en el programa más importante de su vida: Directamente Encarna. Tenía audiencias similares a las de Luis del Olmo, que disponía de la mejor franja horaria, y José María García, que retransmitía deportes.

Sobre su estilo se puede destacar que era muy perspicaz e intuitiva. Tenía la lengua tan afilada que nadie, ni compañerxs, ni políticxs ni artistas, quería ser su enemigx. Capaz de lo mejor y de lo peor, decía quien la conoció. Aún hoy muchxs no se explican cómo le permitían esa manera de expresarse. Seguramente porque era líder incuestionable de audiencia, y eso movía enormes cantidades de dinero en publicidad. "Si no eres el número uno no eres nadie. Arrastro a las masas”. Por poner ejemplos, hacía publicidad de empresas en las que ella había invertido previamente, tuvo alguna denuncia y condena de la OCU por publicidad engañosa, al poner en riesgo la salud de los consumidores de un producto dietético que anunciaba como milagroso.

No tenía reparo en difamar a cualquiera. Basta decir que en 1985 confirmó en el aire que Miguel Bosé padecía una enfermedad “de moda”, clara alusión al sida. Fue condenada a indemnizar al cantante por considerar el juez que era rotundamente falso.

En 1990 hasta se entrevistó a sí misma, un formato que llamó mucho la atención y demostraba su enorme talento y ego. Fue en el programa de televisión Y ahora Encarna. Se trataba de un espacio de entrevistas por el que pasaron las mayores celebridades del momento.

Su trabajo era lo primero para ella. De su vida personal siempre se ha sabido muy poco, aunque incluso a día de hoy, se sigue especulando mucho en la prensa rosa. Aunque nunca salió del armario, siempre se la ha relacionado con mujeres, pero ella aseguraba que se casó en EEUU con un hombre. Su ideología y religión le impedían aceptarse. "Para llegar a lo más alto hay que aguantar descalificaciones, cotilleos y zancadillas"

Estuvo trabajando hasta el final de sus días. Murió en 1996 a causa de un avanzado cáncer de pulmón que sufría en silencio. Sus amigxs dicen que se dejó morir por los desengaños amorosos y los cotilleos que estos levantaban en la prensa. "En España no te perdonan el éxito. Inventan cosas que ni existen ni se conocen con tal de destruirte, y yo llevo 30 años mirando de frente y diciendo 'no podéis'”. Sus últimas palabras en la radio fueron "Pronto volveréis a sonreír. Pronto vendréis a mi encuentro. Pronto podré decir con toda la valentía del mundo: Temblad, pedazo de sinvergüenzas!”.

Esta pionera de la radio española fue la primera mujer que dirigió en la década de los sesenta programas no enfocados exclusivamente al público femenino. Gozó de gran prestigio e influencia, especialmente durante los años 1980 y primeros 90. Sus programas en la radio marcaron una época debido a su popularidad y audiencia. Se la consideraba una gran estrella de la radio al máximo nivel. Por ello ganó sus tres Premios Ondas, un reconocimiento anual otorgado a programas y personalidades destacados en el mundo de la comunicación y en su pueblo natal le dedicaron una calle.

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