“La persona es el punto principal de recepción de las creencias, las búsquedas, el dolor, la paciencia...”.- Ding Ling

Durante siglos y hasta mediados del siglo XX, las mujeres y las niñas chinas más pobres, generalmente de zonas rurales, eran compradas y vendidas como esclavas domésticas u objetos sexuales. El patriarcado fue el responsable de esa práctica tan habitual, ya que la mujer estaba subordinada a lo que decidiera el padre de familia y luego el marido, que, por supuesto, estaban siempre amparados por las Instituciones. En la China de principios del siglo XX no había clase media.

 

Jiang Bingzhi tuvo la suerte de nacer en una familia acaudalada y culta, en la provincia de Hunan, China, en 1904. Su madre leía mucho, incluso poesía y recitaba textos. Su padre falleció cuando ella tenía cuatro años, así que la madre se vio obligada a criarla sola.  La educó en la primera red china de escuelas y academias femeninas, donde aprendió las nuevas disciplinas: geografía, matemáticas, historia y literatura mundial, teoría política, derecho constitucional y geopolítica. Además, allí entabló amistad con otras chicas progresistas de la provincia de Hunan. También forjaría su carácter como activista. Se cortó el pelo “a lo garçon”, pronunció discursos, organizó boicots y participó en revueltas estudiantiles. Además, empezó a escribir poemas en lenguaje coloquial con el pseudónimo de Ding Ling.

Vivió junto a su madre hasta que cumplió los 17, cuando se opuso a un matrimonio concertado por sus tíos para meterla en vereda, y escapó con su amiga Wang Jianhong. Su madre apoyó esta decisión y le enviaba dinero.

Llegó a Shanghái atraída por su cultura anarco-feminista y estudió en la Escuela Secundaria Pública Femenina. Después continuó sus estudios en la Universidad de Shanghai, patrocinada por el partido comunista, y tomó clases de literatura con el escritor Mao Dun. En 1924, tras la muerte de su amiga Wang y decepcionada con el partido comunista, se trasladó a Beijing para intentar estudiar en su Universidad, pero no aprobó los exámenes de acceso y se dedicó a leer sin descanso. Leyó a Alejandro Dumas, Tolstoi, Gorki. El que le apasionó fue Flaubert. Su experiencia feminista en ese momento estuvo influida por los textos que leyó y con las películas de Hollywood que veía. Asimiló toda la gama de representaciones femeninas occidentales de La dama de las camelias, Crimen y Castigo, Ana Karenina o Madame Bovary. Fue una de las pocas mujeres que perteneció al movimiento cultural denominado “generación cuatro de mayo de 1919”, cuyo sello de identidad era la identificación con Europa y América del Norte. Desde el punto de vista feminista, reclamaba el sufragio universal, derechos basados en la ley, y el acceso de hombres y mujeres por igual a los cargos públicos.

Ling destacó por situar a la mujer en el centro de su ficción. Cada etapa de su obra narrativa refleja el interés por los diferentes y numerosos problemas de las mujeres en cada momento de su vida. Todas sus protagonistas quieren amor verdadero, afecto, amor de una madre, fama y felicidad. Pero no logran conseguirlo por culpa del caos que existe en ellas mismas y en el entorno machista que las rodea.  Así, amor y Literatura confluyeron en su relación con Hu Yepin, poeta obrero con el que se negó a casarse porque “El matrimonio burgués no es más que una manera de legalizar la prostitución”.

Tuvo varias relaciones con distinto final, fracasó en su intento de ser actriz, y en 1928 estaba deprimida, bebía mucho y empezó a escribir cuentos que transmitían que las mujeres chinas modernas nunca conseguirían ser completamente independientes. Ese mismo año publicó “El diario de la señorita Sofía”, su obra más emblemática y con la que adquirió reconocimiento a nivel nacional. Reflejaba el cambio pretendido en la sociedad , se estaba dejando de vendar los pies a las mujeres, el concubinato, la esclavitud femenina, la reclusión doméstica. Estaban empezando a trabajar y a tener libertad para casarse con quien quisieran. El libro inducía a la reflexión. "Vive y muere a tu manera".

Ding se planteó cómo serían las mujeres modernas chinas sin la religión de Confucio, que coloca a la mujer en una situación de inferioridad respecto al hombre. Llegó a la conclusión de que femenino y feminismo se debilitan mutuamente. En 1930 escribió “Shanghai, primavera de 1930”. También ese año tiene un hijo con Hu Yepin, quien meses después es ejecutado brutalmente por los nacionalistas. Este hecho supuso para ella una ruptura total con todo lo anterior. Envió al bebé con la abuela a Hunan y abandonó el feminismo para adentrarse en el comunismo del partido al que perteneció el padre de su hijo.

Ahora, la realidad impregnó su obra, en la que contaba la etapa que estaba viviendo. Este hecho la convirtió en una destacada pionera de la ficción de izquierdas explícitamente ideológica, aunque nunca dejó de insistir en que la igualdad entre hombres y mujeres era fundamental. A partir de entonces, escribe una extensa obra literaria, convirtiéndose en una autora comprometida con la causa comunista. Eso la llevó no sólo a entrar en la Liga de Escritores de Izquierda, sino también en el Partido Comunista Chino, que se apoyaba en la tesis marxista de que la contradicción fundamental entre las personas la determina la clase social, no el género.

En 1933 fue detenida, junto con su nueva pareja Feng Da, por la policía secreta nacionalista y, como tenía contactos con periodistas extranjeros, su desaparición causó una enorme preocupación, con amplia repercusión internacional. Se publicaron traducciones de su obra al inglés. Permaneció bajo arresto domiciliario y tuvo una hija con Feng Da, que también empezaría cuidando la abuela. Feng Da murió y ella se casó  poco después con Cheng Ming. Se convirtió en un alto cargo del partido comunista, enseñó en Universidades del partido, asesoró en políticas sobre la mujer y dirigió su sección literaria“Encontramos la felicidad luchando en el medio de una rabiosa tormenta, no tocando el laúd a la luz de la luna, o recitando poesías en medio de la flores”. 

Su simpatía y carisma la convirtieron en una dirigente informal. Publicó  “Cuando estuve en la aldea”, “Pensamientos sobre el ocho de marzo”, “El sol brilla sobre el rìo Sangkran”,“En el crudo invierno”... . Todas fuertemente influenciadas por el partido comunista. Entonces, estalló la Gran Revolución Cultural Comunista y Ling, como miles de  intelectuales chinos, cayó en manos de la Guardia Roja. Comenzó una época de terror. Ella, que de joven había publicado libros relacionados con la cultura heredada y reivindicando un "interés burgués en el feminismo individualista", era denunciada por derechista una generación después, por chicxs nacidxs de la China comunista. Acabó en la cárcel de Beijing. 

Al final del maoísmo, con la llegada al poder de Deng Xiaoping en 1979, su figura fue rehabilitada oficialmente. Así, Ding Ling siguió escribiendo durante los años ochenta. Murió en 1986, por diabetes y cáncer de mama. Su muerte fue publicada en el New York Times y en periódicos de todo el mundo. "La más importante escritora china, Ding Ling, falleció ayer en Pekín a la edad de 82 años", publicó El País.

Pese a no ser muy recordada, escribió alrededor de 300 novelas, ensayos y otros artículos. En sus últimos años de vida en algunas entrevistas Ding Ling, mantenía aún intacta su esperanza en el mañana de la mujer china.



Comentarios

  1. Una mujer doblemente peleona, puesto que el país en el que nació y su cultura ya la condicionaban.

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  2. Desde luego, hay que ser muy valiente siendo mujer en China, aún en el momento actual, el régimen comunista en China, no es más que otra dictadura encubierta, que ve con buenos ojos la función de una mujer sumisa y sin derechos, lo veo hasta en el badulaque de mi barrio...

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