“Si me lo dicen en plan peyorativo, no lo admito. Pero si por feminismo entendemos la defensa a ultranza de la igualdad, por supuesto que soy feminista”- María Luisa Segoviano
Acaba de ser nombrada Presidenta de la Sala de lo Social del Tribunal Supremo. Es la primera mujer en lograrlo desde la fundación de ese Tribunal en las Cortes de Cádiz de 1812. Si bien es cierto que las mujeres tuvieron prohibido por ley el acceso a la carrera judicial y fiscal hasta 1966, porque “Suponía una protección a sus sentimientos ante determinadas actuaciones que el cumplimiento del deber haría ineludibles”, según consta en la Ley 96/1966 de 28 de diciembre, que puso fin a esa prohibición. De hecho, hasta 1972 las juezas eran las mujeres de los jueces.
Mª Luisa Segoviano nació en Valladolid hace 70 años. Su padre, juez. Su
madre, licenciada en Derecho cuando casi ninguna mujer iba a la Universidad.
“Mi madre contaba que iban a clase solo
tres chicas y en clase de Derecho Penal, al
tratar el tema de la violación los catedráticos las hacían salir del aula,
porque la violación no podía explicarse
delante de señoritas”. Son siete hermanxs y seis han ejercido profesiones relacionadas con la Justicia. “En
casa siempre ha habido mucho ambiente de oposición, de estudio del Derecho, de
discusión del Derecho y de realmente amor y gusto por el Derecho”.
Así que, criada en ese entorno, ella nunca pensó en dedicarse a otra cosa. Licenciada en Derecho por la Universidad de Valladolid (UVA), aprobó la oposición de Secretaria de Magistratura de Trabajo en 1974, ingresó como magistrada en la carrera judicial en 1987 por el turno reservado a juristas de reconocida competencia. Su primer destino como jueza de instrucción fue Bilbao “Fue mi etapa más dura, unos años difíciles por la complicada situación política”. De 1997 a 2006 ejerció como presidenta de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León primero en Burgos y luego de Valladolid. Hasta que en 2006 fue nombrada magistrada del Tribunal Supremo. En 2012 se convirtió en miembro de la Junta Electoral Central. Además fue profesora asociada en el Departamento de Derecho Procesal en la UVA entre 1999 y 2006. Desde enero de 2016 preside la Real Academia de Legislación y Jurisprudencia de Valladolid. Además, forma parte del consejo asesor de la Revista Jurídica de Castilla y León desde su fundación en 2003.
Es autora de varias publicaciones, en especial en materia de igualdad de género y concursal. Ha escrito numerosos artículos sobre derechos fundamentales y la utilización de las nuevas tecnologías en el despido. Ha dirigido y participado en diversos cursos de formación organizados por distintos organismos e instituciones y está en posesión de la Cruz de Honor de la Orden de San Raimundo de Peñafort.
Conocida por su lucha por los derechos de las mujeres, varias de sus sentencias más importantes han sido claves para implementar mayor igualdad entre hombres y mujeres. “Creo que el enjuiciamiento con perspectiva de género lo hemos empezado a aplicar hace relativamente poco. Nos quedábamos en la igualdad de trato y no dábamos paso a la igualdad de oportunidades”.
Esta magistrada feminista, siempre ha estado en contra de las desigualdades
que sufre la mujer por el hecho de serlo, tanto en el ámbito laboral como en el
de la Seguridad Social. “El ejemplo lo tenemos cuando vemos la foto de la
inauguración del año judicial. Absolutamente todos hombres". Esa foto ahora
puede cambiar.
Ha sido protagonista en casos singulares como en el que rechazó quitar el
paro a una trabajadora que cobró el importe total de un plan de pensiones, o el
que devolvió el paro a una mujer que se quedó sin subsidio por no comunicar la
comisión recibida por la venta de una Thermomix.
Característico de ella es que acostumbra a llevar un look moderno, que a veces
choca con el ambiente tradicional de los tribunales. “Ser más moderna en mi
imagen no me ha supuesto un trato desfavorable ni discriminatorio, pero sí
respecto a las mujeres juezas a veces hay comentarios de qué moderna va, qué
atrevida. Cosas que yo no he oído hasta ahora de ningún compañero”.
Se define como muy callejera, “Me encanta la calle, hablar con la gente,
tomarme un vinito, sentarme en una terraza”. Menos mal que tiene facilidad para
desconectar, porque asegura que “Ser jueza es un trabajo de 24 horas. Todo
lo que haces lo llevas contigo y a veces es un poco angustiante”.
Llegó el 30 de septiembre al que podríamos considerar como su techo de
cristal, traspasando uno de los umbrales más inaccesibles de la judicatura
española para las mujeres. Su elección hace
que por primera vez en la historia, la Sala de Gobierno del Alto Tribunal
contará con dos mujeres: la presidenta de la Sala Cuarta como miembro nato y la magistrada de la Sala Segunda Susana Polo García, que obtuvo un puesto en las
últimas elecciones a este órgano, celebradas el 26 de noviembre de 2019.
Por delante mucha tarea pendiente, porque “Siempre que hay una crisis se refleja inmediatamente en la jurisdicción social. La crisis genera paro, desempleo, menos salarios, peores condiciones, solicitud de prestaciones a la seguridad social…. Como no siempre se concede esto que piden los trabajadores, acuden a la jurisdicción social y la litigiosidad aumenta exponencialmente”.
Desde luego experiencia, aptitudes y ganas para gestionarlo no le faltan.
Que me gusta poder leeros cada semana!! Siempre me sorprendèis gratamente, ya estoy con ganitas de más ;]
ResponderEliminarBesotes!!