“No es normal tener miedo a la persona que amas”- Pamela Palenciano.

Contar su experiencia de víctima de violencia machista para ayudar a evitar que les pase a otrxs, al principio le dolía,  y al acabar su monólogo lloraba como una magdalena. A lo largo de los  16 años  que lleva haciéndolo, se ha dado cuenta de que con humor llega mejor su mensaje y más público está dispuesto a asistir a sus actuaciones.

Pamela Palenciano nació hace 38 años en Andújar en el seno de una familia obrera. De los 12 a los 18 años fue maltratada por su pareja, tanto física como psicológicamente. Ya mayor de edad, se trasladó a Málaga para estudiar Comunicación Audiovisual en la Universidad. Fue entonces cuando consiguió romper definitivamente con su relación. Gracias a poner distancia, espacial y temporal, entendió la magnitud de la violencia a la que había estado sometida. Decidió que lo mejor para ella era obtener ayuda psicológica yendo a terapia. Además se afilió a grupos feministas. Así fue como  pudo comprobar que su caso no era único,  sino que había muchas chicas, desde la adolescente más joven como ella misma fue, hasta la señora más mayor, sufriendo las consecuencias de vivir en el patriarcado. El que ella describe como el matrimonio entre el capitalismo y el machismo.

Al acabar la carrera, fue a vivir a El Salvador durante 8 años, país de su actual pareja, que la ayudó a saber lo que es un amor sano. Allí descubrió que el teatro era una forma estupenda para contar su experiencia a quien la quisiera escuchar. Aprendió el tipo de actuaciones por las que se caracteriza: un chico puede hacer de chica, una chica puede hacer de chico, el arte no tiene reglas tan establecidas. Por eso, de regreso a España empezó a representar su monólogo “No solo duelen los golpes”, y continúa haciéndolo hasta el día de  hoy, dieciséis años después.

En sus actuaciones, combina su faceta de activista feminista con la de actriz,  su propia experiencia con la  de otras mujeres. Sobre el escenario o a pie de calle, ella sola lo hace todo. Representa a diez personajes: Pamela de adolescente, Antonio, su novio de entonces, su mejor amiga,  y el resto de lxs compañerxs que fueron testigos del  caso de violencia machista que vivió durante esos seis años. Ningunx se dio cuenta hasta que  su novio estuvo a punto de matarla, en dos ocasiones. Ella tampoco. “Había aprendido un modelo de amor  en el que siempre alguien controlaba a alguien, o en el que siempre había uno que tenía un carácter que tiraba más del otro. Cuando yo me encuentro un tío al que no le importa que yo lleve faldas cortas o largas, que no le importa si pasamos dos días sin vernos porque yo estoy apurada, pensaba este no me quiere. Llevo cuatro días sin verle, está con otra”. Además, un psiquiatra para “ayudarla” le dijo que lo que le había pasado era por ser de un pueblo pequeño, de familia humilde. Así que se sentía culpable y pensaba “Soy gilipollas, me he enamorado del malo del parque y me ha pasado todo esto por tonta”.

Durante aproximadamente una hora y media, explica cómo muchas veces las chicas nos anulamos, nos aislamos y dejamos todo por los novios, cómo son las relaciones tóxicas, la violencia de las palabras, la cual puede doler más que cualquier golpe. De hecho, cuenta que “A la psicóloga le hablé  más de las bromas que de las hostias”. O incluso el silencio “El silencio asesino”. Y cómo es esto lo que hace que luego nos llamen exageradas e histéricas… Cuenta que los privilegios tienen un color masculino, aunque no siempre estén en el cuerpo de un hombre. Las diferencias primer mundo-tercer mundo, norte-sur, clase social, la sexualidad normativa, el género, el bullying, la mujer “femenina” y la “marimacho”. Todo se cuestiona y mucho se condena.

Sobre todo hace sus monólogos en Institutos de Secundaria de toda España, y es que en la base de todo maltrato está la educación recibida, que desgraciadamente ha sido y sigue siendo machista a lo largo de veintiún siglos. “Un maltratador se está cociendo desde que tiene tres años”. Difícil y larga tarea por delante.  “El público que adoro son lxs adolescentes, porque veo tanta sabiduría, tanta libertad y tanta verdad en sus preguntas…con lxs adultxs me cuesta más, cuando uno va creciendo se va llenando de filtros, de ideas. Ellos están enteros”. Además reconoce “Trabajando con adolescentes en Institutos he aprendido más de lo que he enseñado”.

Por un lado, Pamela ha ganado varios premios y reconocimientos por la gran aportación que ha supuesto su monólogo para prevenir la violencia machista y para deconstruir a lxs adolescentes.  Además sus videos han recibido miles de visualizaciones en YouTube.

Por el otro lado, cuando iba a hacer su actuación contra el machismo en la Asamblea de Madrid finalmente le denegaron el permiso. Aunque acabó representándola igualmente a pie de calle delante de la Asamblea. Además, recientemente Vox en sus redes sociales, ha calificado su monólogo como chorradas, declarando que sus visitas a los colegios de secundaria podrían impedirse con el veto parental educativo, el famoso pin parental.

Con su pareja Iván ha escrito un libro adaptando el monólogo “Si es amor, no duele”. Actualmente vive en Madrid con él y sus dos hijxs. En su tiempo libre hace natación, pasea con sus perros por el bosque, y a veces ve pelis que no son feministas para desconectar. “Porque es verdad que hacer el monólogo veinte veces al mes es revolverte veinte veces al mes. Aparte de que te quita un tiempo brutal de creatividad porque me deja muy hecha polvo, se me va la vida, se me va el cuerpo física y emocionalmente”.

Además hace debates, charlas y talleres, y se encuentra inmersa en un proyecto teatral llamado “La mochila”.