“La tierra y el agua, el aire y el fuego menguante del sol se combinan para formar los elementos esenciales de la vida, y me devuelven mi parentesco con la tierra”- Wangari Maathai

Primera mujer africana en recibir el  Nobel de la Paz en 2004. Firme defensora de los Derechos Humanos, la No Violencia, la Emancipación de las mujeres, la Ecología  y la Democracia.  Además de pionera del movimiento ecofeminista. Basta con decir que se la conoce como la Mujer Árbol…

Wangari Maathai nació en 1940 en la región rural de Nyeri, en  Kenia, que por aquel momento todavía era una colonia británica. Sus padres, campesinxs, consiguieron darle una buena educación. Cuando tenía ocho años empezó a estudiar en la Escuela de su pueblo y pronto destacó por sus buenas notas.

En 1960, el entonces senador  norteamericano J.F. Kennedy  financió un programa de ayuda a africanxs para que fueran a estudiar a EEUU. Maathai fue una de las elegidas. En 1964 consiguió su Grado en Biología y dos años después su Máster en Ciencias Biológicas.

Al terminar sus estudios superiores, volvió a Kenia para trabajar como ayudante de investigación de Microanatomía en el Departamento de Anatomía Veterinaria de la Universidad de Nairobi,  con el profesor alemán Reinold Hofman, quien  la animó a continuar con sus estudios en Alemania. Lo hizo en las Universidades de Giessen y Munich. De vuelta a Nairobi, se casó con un político en 1969.

En 1970 se convirtió en la primera mujer de África Central y Oriental en lograr un Doctorado, siendo este en Anatomía Veterinaria. Fue también la primera Jefa de Departamento (de Anatomía Veterinaria) y Profesora Asociada en la Universidad de Nairobi.  En este periodo de estudio, docencia e investigación, Wangari empezó su lucha a favor de los derechos de las mujeres. Por ejemplo, en la Universidad, quería que se lograse la igualdad de oportunidades y de salarios que los hombres. Fue miembro y Directora del Consejo Nacional de Mujeres de Kenia (NCWK), asociación que peleaba por el empoderamiento de las mujeres kenianas.  Gracias a este puesto, entró en contacto con campesinas que le contaban sus casos, decían que los arroyos se secaban, que sus recursos alimentarios eran escasos  y poco seguros,  y que cada vez se veían obligadas a caminar distancias más largas para conseguir agua o leña. Ahí empezó su activismo ecologista y llegó a la conclusión de que muchos de los problemas de su país, y sobre todo de sus mujeres,  radicaban en la degradación medioambiental, argumento en el que se basa el ecofeminismo. “Durante mi trabajo como científica aplicada a la investigación de los problemas alimentarios, emprendí estudios sobre el ciclo de la vida del parásito que se transmitía a través de las garrapatas y mientas recogía muestras me fijé en que los ríos iban llenos de limo. Aquello no sucedía cuando era pequeña. Había poca hierba y no contenía nutrientes necesarios. El suelo no cumplía sus funciones”.

Por eso, en 1977 fundó el Movimiento Cinturón Verde (Green Belt Movement). Impulsó el trabajo conjunto de las mujeres, animándolas  a ir al bosque a recoger semillas de los árboles autóctonos de la zona, y cultivarlas en invernaderos, para después plantarlos en la tierra. A cambio, recibían un sueldo, a la vez que luchaban contra la deforestación, la erosión y la sequía. El Movimiento Cinturón Verde fue fundamental para la emancipación de las campesinas de Kenia, hasta tal punto que se implicaron en él la Sociedad Noruega de Silvicultura, el Fondo Voluntario para Mujeres de Naciones Unidas o el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente. “Con este método práctico de plantar árboles, las mujeres se han dado cuenta de que tienen elección real de poder preservar el medio ambiente o destruirlo. Estas experiencias contribuyen al desarrollo de su autoestima y les da un poder mayor sobre sus vidas.”

Pese a todo, Wangari  cayó en la cuenta de que la hambruna y la deforestación dependen principalmente de decisiones políticas. En los 80, el Presidente de Kenia era Arap Moi, autoritario y represivo. Fueron años convulsos, en los que la activista Wangari luchó denodadamente contra la especulación de la tierra y la deforestación, y a favor de los Derechos Humanos y la Democracia. Promovió la liberación de presos y luchó contra la corrupción. Estas acciones le dieron visibilidad internacional, pero enemistades con su gobierno, que la persiguió y detuvo en varias ocasiones. En esta etapa,  su marido (ex parlamentario) se divorció de ella porque “era demasiado educada, con demasiado carácter y con demasiado éxito para controlarla”. A buenas horas, que ya tenían tres hijos.

Aun así, en 2002 Wangari conseguiría ser miembro del Parlamento. Entre 2003 y 2007 fue Ministra de Medio Ambiente y Recursos Naturales, bajo el mandato del presidente Mwai Kibaki. En 2004 recibió el Nobel de la Paz por su contribución al Desarrollo Sostenible, a la Democracia y a la Paz.  “La paz en la Tierra depende de nuestra capacidad de asegurar el Medio Ambiente, y Wangari Muta Maathai es una exponente en la lucha por lograr dicho objetivo”.

Se unió a otras mujeres que habían recibido el Nobel, como Rigoberta Menchú o Shirin Ebadí y fundaron  la Iniciativa de las Mujeres Nobel, con el objetivo de reforzar el trabajo realizado en apoyo de las mujeres. Además fue Mensajera de la Paz en la ONU. Continúo trabajando incansable, ostentando más puestos y liderando más movimientos ecologistas, hasta que en 2011 falleció por un cáncer de ovario.

Su legado permanece, con más de 50 millones de árboles plantados en toda África y más de 3.000 viveros atendidos por 35.000 mujeres, el Green Belt Movement siguió creciendo por todo el continente africano y hoy día sigue activo y se extiende por todo el Planeta, contando en la actualidad en Kenia con una red de más de 4.000 grupos comunitarios que plantan árboles y protegen el medio ambiente. La Asociación de colaboración en materia de bosques instauró el “Premio Wangar Maathai Paladines del Bosque”, que premia a personas por su labor en defensa de los bosques en todo el mundo.

W. Maathai es una inspiración para miles de mujeres, sobre todo de África, que han comprobado que estudiando y luchando pueden cambiar su vida.



Comentarios


  1. 🌳
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    Esperando la próxima entrega, cómo siempre, súper interesante y para tomar ejemplo, besotes!!

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