Cualquier cosa para mantenerse cerca de las montañas. O del cielo.

Los  14 ochomiles son las 14 montañas más altas del mundo, con más de 8.000 metros de altura: Everest, Makalu, Cho Oyu, Lhotse, Gasherbrum I y II, K2, Nanga Parbat, Broad Peak Dhaulagiri, Manaslu, Kangchenjunga, Annapurna y Shisha Pangma. La primera persona que consiguió escalarlas todas fue Reinhold Messner. La primera mujer,  Edurne Pasaban. Aunque es más bonito destacar que a la vez que ella había otras 6 mujeres intentándolo. Sobra decir que, una vez más, la escalada era un mundo de hombres.

Edurne nació en Tolosa, Gipuzkoa en 1973. Recuerda pocos momentos felices en su infancia, ninguno en su adolescencia. Hasta que a los quince años hizo un curso de escalada, que le cambia la vida. Su camino tenía que estar en la montaña. En menos de un año ya se sintió preparada para el ascenso al Mont Blanc (4.810 metros). Desde pequeña, la práctica de deportes de montaña era algo tan implementado en su día a día que nunca se llegó a plantear dedicarse a ello profesionalmente. De hecho, su primer trabajo fue como ingeniera en la empresa de su familia, de construcción de cortadoras y bobinadoras de papel.

Sin embargo finalmente acabó dedicándose enteramente a la montaña. Entrenó duramente, y escaló en los Andes antes de intentar el Dhaulagiri en el 98, sin conseguirlo. En 2001 hizo su primera expedición al Everest (8.848 m).  Por entonces  nadie la conocía en el mundillo, pero, esta vez, llegó a la cima y a  partir de ese momento ya nunca le faltaron invitaciones. Ese mismo año volvió a probar suerte con el Dhaulagiri, sin éxito por las duras condiciones climáticas, que se llevaron la vida de un compañero. 

En 2002 alcanzó la cima del durísimo Makalu. En 2003 enlazó las cimas de Lhotse y de los dos Gasherbrums. Ya nadie dudaba de que era una de las mejores alpinistas del mundo. No solo era la española con más ochomiles, sino una firme candidata a ser la primera mujer en completar los famosos "catorce". En 2004 intentó el K2 (8.611 metros), uno de los picos más peligrosos del Planeta. Ninguna de las seis mujeres que lo habían intentado en esa fecha había bajado viva para contarlo. Edurne lo consiguió, pero por la dureza de la expedición y el intenso frío, acabó en el hospital y tuvo una larga y dolorosa recuperación, con  la amputación de dos dedos de los pies incluida.



Esta traumática vivencia le hizo replantearse dejar el montañismo, pero desechó esta idea rápidamente.  En 2005 llegó a la cima del Nanga Parbat. 

En 2006 entró en una dura depresión. Reconoce abiertamente que tuvo que pedir ayuda psicológica  y no duda en aconsejárselo a la gente con problemas, sobre todo a lxs jóvenes. Esa ayuda le salvó la vida. Tampoco tiene ningún reparo en manifestar públicamente que tuvo dos intentos de suicidio. “El año 2006 fue muy duro para mí. Entré en un agujero negro. Estaba en lo mejor. Tenía 31 años y me empiezo a preguntar cuestiones y no encontraba respuesta para dar sentido a lo que hacía” "Volví a enviar solicitudes de trabajo en proyectos de ingeniería" "Sin embargo, al final me hice la pregunta clave: ¿Sería feliz trabajando como ingeniera el resto de mi vida? La respuesta fue que no".
Ese mismo año intentó llegar a la cumbre del Shisha Pangma, sin conseguirlo, pero había recuperado la motivación por su verdadera vocación.
En 2007 coronó el Broad Peak. En el descenso decidió que quería y podía ascender los catorce. Y así fue como casi de una vez  halló las cimas del Dhaulagiri, Manaslu y el Kanchenjunga. Un 17 de mayo de 2010, en el Shisha Pangma, se convirtió en la primera mujer de la historia en subir las 14 cumbres del Planeta. 
Gracias a esto ha recibido innumerables premios, entre los que destacan, la Medalla de Oro al Mérito Deportivo y El Premio Reina Sofía a la Mejor Deportista del Año en 2011.
Su experiencia más dura fue en casa, junto a unos amigos con los que solía escalar durante los fines de semana en los Pirineos. Iban siempre cinco,  Pero un sábado del 2007, solo volvieron dos a casa: "Tres fallecieron,  cayeron a mi lado. Te vuelves súper egoísta, hay una cosa como muy fría, quieres bajar de esa pared". 
Además de alpinista, Edurne es licenciada en Ingeniería Industrial por la Universidad del País Vasco, tiene un Máster en Gestión de Recursos Humanos por ESADE Business School y es Profesora Asociada del Instituto de Empresa. 
Destacar que Edurne consiguió ser madre a los 43 años y ella misma comentó que “Si ser una madre desnaturalizada es ser una persona con ambición, con interés por la vida, con proyectos y con sueños, si eso es, yo soy una de ellas”.
A día de hoy,  combina su carrera deportiva con  la empresarial. Da conferencias a nivel nacional e internacional  para entidades deportivas, culturales y educativas. Ha escrito un libro sobre coaching y también se ha dado al ciclismo. Además, tiene una Fundación en Nepal, su segunda casa,  para fomentar la educación infantil allí y dar visibilidad a las mujeres. En 2018, Pasaban subió un sietemil con un objetivo muy concreto: denunciar la falta de derechos de las mujeres de Nepal. "Las mujeres allí sufren una discriminación muy grande. Cuando tienen la menstruación les expulsan de los hogares, les dejan en unos cobertizos porque creen que somos impuras y no pueden tener contacto con nadie. Muchas de ellas van incluso con los bebés y algunos incluso mueren", cuenta Pasaban. "Las montañas están prohibidas para ellas porque al ser impuras no pueden tocar las montañas, que es donde viven los dioses". 

Cualquier cosa para mantenerse cerca de las montañas. O del cielo. 

Comentarios

  1. genial, éste tema me llega, adoro el monte y los deportes alpinos, pero vivir de tu pasión no es fácil, admiro mucho a la gente como ella, a seguir asi!! un besote!

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